“Mejor que buscar la verdad sin método es no pensar nunca en ella, porque los estudios desordenados y las meditaciones oscuras turban las luces naturales de la razón y ciegan la inteligencia” (René Descartes)
El desarrollo social es sostenible sólo mediante la evaluación constante de los planes y proyectos que están ejecutándose en el país. Este proceso se puede llevar a cabo mediante los levantamientos de información estadística como en los censos, o en las encuestas, y también por la vía de los registros administrativos institucionales. Gracias a estos métodos de análisis, es posible obtener la evidencia suficiente para retroalimentar nuestros conocimientos, y mejorar nuestras acciones prácticas.
Todo proyecto público o privado necesita alimentarse con información para tomar buenas decisiones. La evaluación del impacto en las políticas públicas, la obtención de datos para la elaboración de indicadores socio-económicos, los estudios particulares de mercado, y la rendición de cuentas en instituciones públicas, son procesos que aumentan las posibilidades de sostenibilidad.
La Organización De Las Naciones Unidas ha dado un gran salto cualitativo entre los O.D.S. (Objetivos De Desarrollo Sostenibles) planteados hasta el año 2030, respecto de los anteriores O.D.M. (Objetivos De Desarrollo Del Milenio) que caducaron en 2015. Ahora se han construido indicadores más precisos, pero que requieren de mayor levantamiento de registros.
Para nuestra región representa un reto. No existe una cultura de evaluación significativa. Por lo tanto, ahora es fundamental acostumbrarnos a levantar registros dentro de todos nuestros aspectos profesionales, y hasta personales. Vale decir, que la evaluación no es una fiscalización, ni una auditoría, no tiene el propósito de sancionar, sino de enseñar.
La comunidad de la evidencia.
Para generar sinergia dentro de esta comunidad de la evaluación constante, es necesario construir primero demandas de información que justifiquen realizar tal esfuerzo. Hay que demostrar la necesidad tanto en la sociedad civil, como dentro del Estado, de que las prácticas de intercambio de datos son indispensables en modo urgente.
Los ciudadanos deben demandar cifras sobre las condiciones económicas, sociales, y políticas actuales del país a las instituciones del Estado. Al hacerlo pueden obtener evidencia sobre cómo tomar decisiones más acertadas en sus propias organizaciones. Por otro lado, el Estado debe pedir referencias suficientes a los ciudadanos, sin violar su derecho a la privacidad, con la finalidad de levantar indicadores sociales, y usarlos en la planificación nacional. Entre ciudadanos también es importante levantar acciones participativas de intercambio de datos, con el objetivo de hacer emerger emprendimientos colaborativos.
De este modo, constantemente se abrirían canales de transmisión sobre la evaluación de procesos entre actores e instituciones sociales, creando una sinergia que mejoraría nuestras acciones, y nos acercaría más a un desarrollo social sostenible.
La ignorancia lleva a suponer mucho, y la constante inexactitud lleva al fracaso. Conocer la información precisa sobre del entorno, nos permite incrementar nuestra adaptabilidad, y con ello evolucionar.
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